A mi me gusta decir que la cola de un gecko leopardo (Eublepharis macularius) se asemeja con las jorobas del camello. Si nos fijamos bien, el estado de la cola de un gecko puede indicarnos muchas cosas acerca de la salud y estado físico del animal.
La cola del gecko actúa como reserva en épocas de escasez, por lo que el grosor de la misma nos indicará si el reptil pasa hambre o por el contrario está bien alimentado. Debe estar bien formada, alineada con el cuerpo y con un grosor considerable, si no reune estos requisitos puede que el animal no esté pasando por su mejor momento.
Si observamos que la cola es delgada puede que el gecko esté al límite de sus reservas, por lo que deberemos aumentar su dosis de comida hasta que poco a poco veamos que su cola engorda.
Esta parte del cuerpo puede automutilarse si el gecko se ve amenazado, por lo que si el animal se ve obligado a desprenderse de su cola estará perdiendo todas sus reservas. Teniendo en cuenta que la cola se regenera, el animal deberá hacer un sobreesfuerzo para que dicho ápendice vuelva a crecer. Vigilaremos que la herida inicial se cierre adecuadamente y no existan infecciones. Con sus reservas perdidas, el gecko deberá ser ayudado mediante la alimentación y la administración de calcio, ya que deberá reconstruir tejidos y hueso en poco tiempo.
Todo esto puede ser una ayuda a la hora de adquirir un gecko leopardo. Si vemos que el animal que nos ofrecen tiene una cola gruesa y original nos indicará que ha estado bien atendido y podemos comprarlo, ya que a simple vista está sano.
Si la cola es regenerada o delgada puede indicarnos mala alimentación o debilidad, por lo que sería mejor descartar la compra de ese animal.
